
Aparece un nuevo día,
se retira un anochecer,
las estrellas ya se ocultan,
el sol vuelve a resplandecer.
El bullicio de las aves ,
se escucha de nuevo otra vez,
unas emigran, otras anidan,
otras alimentan a sus hijos al nacer,
todo cobra nuevo brillo,
el sol vuelve a resplandecer.
Solo el rostro de una madre,
triste se deja ver,
arrastrando ya sus pasos.
para ella no hay amanecer,
solo el llanto de su hijo,
que no come desde ayer.
Tratando de apaciguar ese llanto inocente,
la madre lo arrulla con movimientos repetidos,
extendiendo ya su mano al caminante pueblerino,
solicitando una limosna, ¡! una limosna pa´mi niño!!
¡Que no come desde ayer!,
¡!que de hambre se muere mi niño!! zm